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PRIMERA TEMPORADA 2025. OFUNAM
Programa 5. Música y el medio ambiente. Agua

Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Concierto para violín, violonchelo y piano en do mayor, Op. 56
Gabriela Ortiz (1964)
Clara
Benjamin Britten (1913-1976)
Cuatro interludios marinos) de Peter Grimes
Sylvain Gasançon, director titular
Mayumi Fujikawa, violín
Richard Markson, violonchelo
Jorge Federico Osorio, piano
22 de marzo, 2025 20:00 horas
23 de marzo, 2025. 12:00 horas
Sala Nezahualcóyotl. CCU
$240.00 $160.00 $100.00

PRIMERA TEMPORADA, Programa 5. Música y el medio ambiente. Agua

Beethoven, Ortiz, Britten

Beethoven, Ortiz, Britten
Programa 5. Música y el medio ambiente. Agua
Ludwig van Beethoven, Gabriela Ortiz, Benjamin Britten
La OFUNAM y el Trío Osorio, Fujikawa, Markson.
Bajo la dirección del Maestro Sylvain Gasançon, este programa nos invita a un viaje sonoro a través de tres siglos de música con obras de Beethoven, Gabriela Ortiz y Britten.
Un reencuentro histórico. El Trío Mayumi Fujikawa, Richard Markson y Jorge Federico Osorio regresa a la Sala Nezahualcóyotl para interpretar el emblemático Concierto para violín, violonchelo y piano de Ludwig van Beethoven. Un momento especial, pues el maestro Jorge Federico Osorio no se presentaba con este fabuloso trío con la OFUNAM desde 1996.
Música del presente. El concierto también contará con la obra “Clara”, de la reconocida, y multipremiada, compositora mexicana Gabriela Ortiz, una pieza que resalta la profundidad y modernidad de la música contemporánea.
El poder del mar en la música. Para cerrar, los “Cuatro interludios marinos” de la ópera Peter Grimes de Benjamin Britten nos transportarán al universo sonoro del océano, con sus paisajes majestuosos y su inagotable misterio.
No te pierdas esta oportunidad única de experimentar el reencuentro de grandes intérpretes y un programa que recorre distintas épocas y estilos musicales.
¡Ven a vivir una experiencia llena de música, talento y emociones!
AMIGOS DE LA OFUNAM – Compartiendo la Pasión por la Música.
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827). Concierto para violín, violonchelo y piano en do mayor, Op. 56. Duración aproximada: 37 minutos.
Ludwig van Beethoven: El genio indomable de la música clásica.
Ludwig van Beethoven es una de las figuras más emblemáticas de la música occidental. Su obra, que abarca desde el Clasicismo hasta los albores del Romanticismo, transformó el panorama musical de su tiempo y dejó un legado inmortal que sigue inspirando a generaciones.
Beethoven atravesó tres periodos creativos: Primer periodo: Influencias de Mozart y Haydn, con obras como las primeras sinfonías y sonatas para piano. Periodo medio o "heroico": Innovación y fuerza emocional, ejemplificada en la Sinfonía n.º 3, “Heroica” y el Concierto para piano n.º 5, “Emperador”. Último periodo: Complejidad y profundidad, con obras como la Novena sinfonía y los Últimos cuartetos de cuerdas.
Expandió las formas musicales tradicionales, como la sonata y la sinfonía, añadiendo mayor expresividad y dinamismo. Sus innovaciones rítmicas, armónicas y tímbricas sentaron las bases del Romanticismo.
Su música expresa una amplia gama de emociones, desde la alegría y el triunfo hasta la desesperación y la introspección.
Beethoven vivió en una época de grandes cambios políticos y sociales, incluyendo la Revolución Francesa y la era napoleónica. Estas influencias se reflejan en obras como la Tercera sinfonía, que inicialmente dedicó a Napoleón antes de retractarse al desilusionarse con él.
Luchó contra la sordera progresiva desde los 30 años, una tragedia que, lejos de limitarlo, lo impulsó a crear algunas de sus composiciones más trascendentales.
En una ocasión, Beethoven fue invitado a tocar en una reunión aristocrática en Viena. Durante la velada, un miembro de la nobleza le exigió tocar al momento, sin previo aviso. Beethoven, sintiéndose menospreciado, se negó rotundamente y declaró: "Príncipes hay muchos, pero Beethoven solo hay uno".
A diferencia de muchos compositores de su tiempo, Beethoven logró mantenerse económicamente independiente gracias al apoyo de mecenas y al éxito de sus publicaciones.
Beethoven y su obra monumental: El 'Triple Concierto' Op. 56
El Concierto para violín, violonchelo y piano en do mayor, Op. 56, conocido como el “Triple Concierto”, es una de las obras más fascinantes del repertorio de Ludwig van Beethoven. Esta pieza combina la grandeza sinfónica con el virtuosismo de un concierto solista, unificando tres instrumentos principales en un diálogo musical sin precedentes.
Compuesto entre 1803 y 1804, durante el llamado “periodo medio” de Beethoven, el “Triple Concierto” refleja la audacia y experimentación que caracterizan esta etapa. Fue creado para el archiduque Rodolfo, alumno y mecenas de Beethoven, quien posiblemente interpretó la parte del piano en privado. Su estreno público tuvo lugar en 1808 en Viena, aunque la recepción inicial fue tibia debido a las demandas técnicas que requería.
En un tiempo donde la música instrumental alcanzaba nuevos niveles de sofisticación, Beethoven rompió moldes al concebir un concierto para tres solistas (violín, violonchelo y piano) acompañados por una orquesta sinfónica. La obra representa no solo una hazaña técnica, sino también una declaración de equilibrio entre individualidad y colaboración.
La primera interpretación privada del "Triple Concierto" tuvo lugar el 23 de enero de 1805 en los conciertos de verano del Palacio Augarten en Viena, con Anton Wranitzky en el violín, Anton Kraft en el violonchelo y Beethoven al piano. Aunque las fuentes difieren sobre la fecha del estreno público, Theodore Albrecht lo sitúa el 18 de febrero de 1808 en Leipzig, mientras que Michael Steinberg menciona abril de 1808. Ambos coinciden en que los solistas fueron el violinista Heinrich August Matthäi, el violonchelista Justus Johann Friedrich Dotzauer y la pianista Elisabeth (o María) Müller, según el Allgemeine musikalische Zeitung del 27 de abril de ese año. Otra interpretación documentada, previamente considerada el estreno, ocurrió en mayo de 1808 en el Augarten de Viena, con Ignaz Schuppanzigh en el violín, Anton Kraft en el violonchelo y Beethoven nuevamente al piano.
El “Triple Concierto” es el único concierto escrito por Beethoven para más de un solista, ampliando los límites de la música concertante. Aunque el formato es para tres solistas, el violonchelo asume un papel predominante, destacándose tanto en los momentos líricos como en los pasajes virtuosos.
Beethoven logra una interacción fluida entre los tres instrumentos solistas y la orquesta, sin que ninguno pierda protagonismo. La obra combina elementos galantes y heroicos, con cambios sorprendentes en dinámicas y ritmos que mantienen al oyente cautivado.
Se dice que Beethoven compuso el “Triple Concierto” pensando en el archiduque Rodolfo como pianista. Aunque Rodolfo era un músico talentoso, no tenía el virtuosismo necesario para enfrentarse a las exigencias de la obra. Beethoven, conocido por ser un perfeccionista, probablemente simplificó la parte del piano para acomodarlo, dejando al violonchelo y al violín el protagonismo técnico.
Breve descripción de cada movimiento
I. Allegro (Do mayor). El primer movimiento comienza con una introducción majestuosa por parte de la orquesta, que establece un tono heroico y noble. Los tres solistas entran sucesivamente, con el violonchelo liderando el tema principal, seguido por el violín y el piano. Este movimiento destaca por su estructura clásica, enriquecida con pasajes virtuosos y diálogos entre los instrumentos. El carácter general es optimista y expansivo, pero también hay momentos de introspección.
II. Largo (La bemol mayor). El segundo movimiento es un canto lírico y sereno que funciona como un puente hacia el final. Comienza con una melodía introspectiva presentada por el violonchelo, que luego es tomada por el violín y el piano en una atmósfera de sublime tranquilidad. Este movimiento es relativamente corto, pero su profundidad emocional lo convierte en uno de los momentos más conmovedores del concierto.
III. Rondo alla polacca (Do mayor). El tercer y último movimiento es un festivo rondó inspirado en el estilo de la polonesa, una danza popular polaca. Este movimiento combina virtuosismo y alegría, con ritmos animados y contrastes dinámicos que ofrecen un cierre brillante y lleno de energía. Los solistas interactúan constantemente, mostrando destreza técnica y creatividad musical.
composiciones están diseñadas para ser experienciales, con una fuerte relación entre música, teatro y cine.
Criado durante la Revolución Cultural, Tan Dun encontró en la música tradicional rural un refugio creativo, a pesar de las restricciones políticas. Estudió en la Universidad de Columbia, donde absorbió técnicas avant-garde y exploró la música experimental, marcando su estilo único.
Tan Dun ha recibido innumerables galardones, incluyendo el Premio Grawemeyer y un Grammy, posicionándose como uno de los compositores más versátiles del siglo XXI. Sus obras no solo son un puente entre culturas, sino también una redefinición de lo que puede ser la música clásica contemporánea. Posiblemente su obra más conocida es el soundtrack de la película ‘El Tigre y el Dragón’.
"Water Concerto": La Sinfonía Líquida de Tan Dun
El "Concierto Acuático para Percusiones de Agua" de Tan Dun, conocido como "Water Concerto", es una obra que redefine los límites de la música clásica, integrando agua como instrumento principal. Este concierto, estrenado en 1998 por la Filarmónica de Nueva York, con el propio Tan Dun como director, desafía las nociones tradicionales de lo que constituye una orquesta y crea un universo sonoro único que combina lo natural con lo humano.
Tan Dun, profundamente influido por su infancia en un pueblo rural de China, desarrolló una conexión espiritual con los elementos naturales, particularmente el agua. Este concierto refleja no solo sus raíces culturales, sino también su interés por la filosofía taoísta, donde el agua simboliza fluidez, adaptabilidad y fuerza.
Compuesto durante su residencia en Nueva York, "Water Concerto" encarna un diálogo entre Oriente y Occidente, y entre lo moderno y lo ancestral. La obra también resalta un mensaje ecológico, subrayando la importancia del agua como recurso esencial para la vida.
Uso del agua como instrumento: El agua es el protagonista sonoro, interpretada con objetos como cuencos, recipientes, gongs sumergidos y tubos llenos de agua.
Ritmos orgánicos: Las texturas rítmicas imitan sonidos naturales, como gotas, oleajes y flujos.
Fusión cultural: Combina técnicas instrumentales de tradiciones chinas con la estructura formal de un concierto occidental.
Experimentación teatral: Los percusionistas no solo producen sonidos, sino que también realizan movimientos visuales, creando una experiencia multisensorial.
Estructura del Concierto y Movimientos
Prelude: Largo molto rubato. El concierto comienza con un ambiente etéreo creado por los suaves movimientos del agua en cuencos y la resonancia de gongs sumergidos. Las percusiones evocan gotas de agua cayendo, mientras las cuerdas de la orquesta añaden una sensación de misterio y expectación. El agua es presentada como un elemento vivo, con sonidos que sugieren su origen y su flujo natural. Este movimiento invita a la introspección y a la contemplación del agua como fuente primordial de la vida.
I. Adagio molto misteriosos. Se caracteriza por ritmos intensos y dinámicos. Los percusionistas generan sonidos rápidos y cambiantes al verter agua entre recipientes o al golpear superficies mojadas. La orquesta se une con patrones pulsantes, reflejando la energía de un río en movimiento. Representa el curso del agua, desde corrientes tranquilas hasta rápidos turbulentos. Los cambios de tempo y las interacciones entre la percusión y la orquesta simbolizan la fuerza impredecible del agua. Los movimientos de los intérpretes crean una coreografía natural, como si danzaran con el agua.
II. Andante molto animato. El movimiento es más introspectivo, explorando la conexión espiritual entre el agua y la humanidad. Los sonidos son más suaves y melódicos, con el arpa y las flautas estableciendo un diálogo con los instrumentos de agua. Refleja la influencia del taoísmo y la idea de que el agua simboliza paz, equilibrio y transformación. La música aquí es meditativa, invitando a una experiencia casi ritualística. Gradualmente, el movimiento se vuelve más profundo y resonante, sugiriendo el papel eterno del agua en la vida y el cosmos.
III. Allegro molto agitato. El final del concierto es un clímax vibrante y emocionante. La orquesta se une a los percusionistas para crear una explosión sonora que representa la vastedad y el poder del océano. El ritmo se acelera, y los sonidos del agua alcanzan su máxima intensidad. El concierto termina con una poderosa combinación de elementos acuáticos y orquestales, dejando al público maravillado por la fuerza y la belleza del agua. Este movimiento transmite tanto la inmensidad como la fragilidad del agua en el planeta.
El “Triple Concierto” sigue siendo una joya única dentro del repertorio de Beethoven y de la música clásica en general. Su complejidad, su equilibrio entre solistas y orquesta, y su carácter innovador lo convierten en una obra imprescindible tanto para intérpretes como para oyentes.
Esta será la tercera ocasión que el trío Fujikawa, Markson, Osorio, presenten el ‘Triple Concierto’ de Beethoven con la OFUNAM: el 10-12 de abril de 1981 bajo la dirección de Enrique Diemecke, y el 27-28 de enero de 1996 bajo la dirección de Ronald Zollman.
La OFUNAM interpretó este maravilloso concierto por primera vez en noviembre de 1936 bajo la dirección de José F. Vásquez, con la participación de Daniel Pérez, Francisco Reyna, Santos L. Carlos como solistas. La ocasión más reciente en que se interpretó fue el 2 de diciembre de 2018, en la Sala Nezahualcóyotl, bajo la dirección de Bojan Sudjic, y la participación de Mischa Maisky, Lily Maisky, Sascha Maisky. Trío Maisky, como solistas.
GABRIELA ORTIZ (1964). Clara. Duración aproximada: 24 minutos.
Gabriela Ortiz: Vanguardismo Mexicano en la Música Contemporánea
Gabriela Ortiz (nacida el 20 de diciembre de 1964 en la Ciudad de México) es una de las compositoras más destacadas de la música contemporánea mexicana. Su obra combina una sofisticación técnica con una fuerte raíz cultural, explorando sonidos que trascienden fronteras y tradiciones. Su estilo único mezcla elementos de la música clásica, contemporánea, popular mexicana y electrónica, generando un lenguaje musical profundamente original y emotivo.
Ortiz creció en un ambiente musical, ya que sus padres formaban parte del grupo de música folclórica "Los Folkloristas". Este entorno influyó en su acercamiento a las tradiciones mexicanas desde una perspectiva contemporánea. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música, donde su talento fue reconocido rápidamente. Posteriormente, perfeccionó sus habilidades en la Guildhall School of Music and Drama en Londres y en el Centro de Estudios de Música y Tecnología en París.
Su obra ha sido interpretada por orquestas de renombre, como la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles bajo la batuta de Gustavo Dudamel, y ha sido comisionada por instituciones de prestigio como la Kronos Quartet, la Orquesta Nacional de España y la Orquesta Filarmónica de Nueva York, entre otras.
Ortiz desarrolla un lenguaje musical ecléctico en el que fusiona ritmos mexicanos, Influencias del son, la jarana y otros géneros tradicionales.
Uso de elementos electrónicos que amplifican la riqueza tímbrica de sus composiciones. Sus obras cuentan historias o evocan paisajes sonoros con profunda carga emocional, las que reflejan su herencia cultural, con temas que dialogan entre lo local y lo global.
Durante la creación de "Únicamente la verdad", Gabriela Ortiz viajó por México recopilando historias de corridos y entrevistas con personas afectadas por la violencia. Su compromiso con reflejar las realidades sociales del país quedó plasmado en esta ópera, que ha sido ampliamente elogiada por su capacidad de unir la tradición popular y la alta cultura musical.
Gabriela Ortiz representa la vanguardia de la música contemporánea en México y el mundo. Con su obra, invita a reflexionar sobre la identidad, la cultura y los desafíos sociales, mientras celebra las raíces mexicanas en un contexto global. Su música, llena de vitalidad y profundidad, continuará inspirando a generaciones futuras.
"Clara" de Gabriela Ortiz: Un Homenaje Sonoro a la Pionera del Feminismo
La obra "Clara", compuesta por Gabriela Ortiz, es un tributo musical que honra a Clara Schumann, destacada pianista, compositora y figura pionera en la historia del feminismo. Ortiz crea un vibrante diálogo entre pasado y presente, enmarcando la vida y obra de Clara Schumann a través de un lenguaje contemporáneo y profundamente emotivo.
"Clara" no solo celebra a Schumann como una compositora y pianista sobresaliente, sino también como una mujer que desafiaba las normas de su tiempo. Gabriela Ortiz, una de las compositoras mexicanas más relevantes, utiliza esta obra para reflexionar sobre la lucha por la equidad de género en el arte, resaltando las voces femeninas en la música clásica, tanto en el siglo XIX como en la actualidad.
La obra fue comisionada por la Filarmónica de Nueva York, que interpretó por primera vez la pieza bajo la dirección de Gustavo Dudamel en el Alice Tully Hall el 9 de marzo de 2022.
En la nota del programa de la partitura, Ortiz escribió:
"Mi idea original era transferir a un lienzo efímero los sonidos internos de cada uno sin intentar ilustrarlos ni interpretarlos, sino simplemente expresarlos y crear, a través de mi oído, la expresividad y la fuerza única de sus personalidades complejas, pero también fascinantes"
Ortiz desarrolla en "Clara" un lenguaje que equilibra tradición y modernidad. Incorpora fragmentos estilizados de la música de Clara y Robert Schumann. Utiliza texturas orquestales densas y dinámicas que amplifican la carga emocional de la obra.
El piano, como eje central, interactúa con la orquesta para narrar diferentes facetas de la vida de Clara Schumann. Pasajes líricos se alternan con secciones de intensa energía, simbolizando las luchas y triunfos de su vida.
Pero dejemos que sea la propia compositora la que nos mencione la historia de esta fascinante obra:
“No puedo empezar a hablar de Clara sin antes agradecer a Gustavo Dudamel su generosidad al haberme invitado a componer una obra basada en la relación entre dos grandes artistas: Clara Wieck Schumann y Robert Schumann. Gracias a él pude adentrarme con más destreza en el amplio legado de ambos; especialmente en el de Clara quien, además de ser una espléndida compositora y una de las pianistas más importantes del siglo XIX, fue editora de las obras completas de su marido, además de maestra, madre y esposa.
Clara se divide en cinco partes que se interpretan sin interrupción:
Clara
Robert
Mi respuesta
El subconsciente de Robert
Siempre Clara
A excepción de “Mi respuesta”, todas estas secciones están compuestas por bocetos íntimos o esquemas imaginarios de la relación entre Clara y Robert. Mi idea original era trasladar a un lienzo efímero los sonidos internos de cada uno sin intentar ilustrarlos ni interpretarlos, sino simplemente dar voz y crear, a través de mi oído, la expresividad y la fuerza única de sus complejas, pero también fascinantes personalidades.
Clara parte de la idea de que la música nos permitirá acceder a una concepción no lineal del tiempo, sino más bien circular, donde el pasado (ellos) y el presente (yo) puedan encontrarse, conversar y conocerse. Durante estos diálogos imaginarios de carácter poético y musical, comenzó a gestarse en mí un diario íntimo lleno de matices, confesiones y contradicciones internas que encuentran en la música su propia referencia, significado y coherencia interna, expresando todo aquello que no se puede leer ni explicar, sino que debe ser escuchado. Me gusta pensar que, a través de Clara, Clara Wieck Schumann está aquí, en esta sala de conciertos con nosotros. Para identificar claramente estas secciones, he empleado dos herramientas musicales fundamentales: una breve secuencia rítmica que aparece constantemente como leitmotiv o idea fija, actuando como hilo conductor para guiarme entre las secciones que corresponden a Robert o Clara, y un tema melódico representado por el oboe que, de manera más personal, representa el mundo privado de esta última. Al final de la pieza, este leitmotiv se puede escuchar como una respiración, dejando implícita la permanencia y el legado de ambas figuras.
En la parte central de la obra, “Mi respuesta”, persigo dos objetivos: primero, acercar a Clara y Robert a mi propio mundo, de una fuerza rítmica y un colorido propios de mi lenguaje, de una vitalidad única que nace de las entrañas de la tierra de la que provengo; y segundo, explorar una cita considerada muy controvertida, en la que Clara escribió: “Una vez creí que poseía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer, nunca ha habido una capaz de hacerlo. ¿Debo esperar ser yo la elegida?”.
A lo largo de la historia, las mujeres hemos tenido que superar grandes obstáculos marcados por las diferencias de género. Nos hemos ido desenvolviendo en el mundo de las artes musicales con grandes dificultades. Sin embargo, como es sabido, somos muchas las que nos hemos rebelado contra estas evidentes injusticias y hemos luchado por conseguir un reconocimiento y un lugar en la sociedad. Esta pieza supone un reconocimiento a Clara, un homenaje a ella y mi respuesta definitiva y contundente a su pregunta. También es una señal de agradecimiento a todas las mujeres que, en su momento, desafiaron a la sociedad en la que crecieron manifestando su obra artística.”
Gabriela Ortiz
Durante la creación de "Clara", Gabriela Ortiz confesó haberse inspirado en los diarios y cartas de Clara Schumann, especialmente en su relación con Johannes Brahms. En una entrevista, Ortiz comentó que, mientras leía una carta de Brahms en la que el compositor expresaba su admiración y amor por Clara, encontró paralelismos con su propia vida como mujer y creadora en un mundo dominado por hombres. Este descubrimiento impulsó a Ortiz a plasmar en su música no solo la vida de Schumann, sino también un homenaje a todas las mujeres artistas que han luchado por su lugar en la historia.
"Clara" se erige como una obra profundamente significativa en el repertorio contemporáneo. No solo celebra a una figura icónica del pasado, sino que también destaca el compromiso de Gabriela Ortiz con la representación y la equidad en la música. Con su lenguaje único, Ortiz da voz a una historia de lucha y triunfo que sigue resonando en el presente, recordándonos la importancia de honrar el legado de las mujeres en el arte.
Esta será la primera ocasión que la OFUNAM interprete esta maravillosa obra.
BENJAMIN BRITTEN (1913-1976). Four Sea Interludes (Cuatro interludios marinos) de Peter Grimes. Duración aproximada: 16 minutos.
Benjamin Britten: El Maestro de lo Íntimo y lo Universal.
Benjamin Britten, uno de los compositores británicos más influyentes del siglo XX, dejó un legado musical que equilibra lo íntimo y lo universal. Su obra abarca óperas, música coral, canciones y piezas instrumentales, siempre caracterizadas por una profundidad emocional y un lenguaje musical accesible pero innovador. Britten fue también un defensor de causas humanitarias y de la música como herramienta de cambio social.
Su habilidad para contar historias a través de la música es evidente en óperas como Peter Grimes y Billy Budd, donde los personajes cobran vida con texturas musicales complejas. Era un maestro en la orquestación, con una atención meticulosa a los colores instrumentales, como en The Young Person’s Guide to the Orchestra.
Aunque influido por Purcell y la música inglesa antigua, Britten incorporó técnicas modernas y un enfoque tonal personal que rompe con las normas tradicionales. La soledad, la marginalización y la inocencia son temas recurrentes en su música. Su escritura para voz destaca por un profundo entendimiento de la prosodia y la expresividad, como en Les Illuminations y sus ciclos de canciones.
Britten emergió durante un periodo de incertidumbre global, escribiendo muchas de sus obras clave durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Fue un pacifista declarado y su música a menudo aborda temas de paz y reconciliación, como en su monumental Requiem de Guerra (1962).
En 1962, durante los ensayos de War Requiem en la inauguración de la nueva Catedral de Coventry, Britten insistió en incluir intérpretes de países en conflicto durante la Segunda Guerra Mundial: la soprano rusa Galina Vishnevskaya, el tenor británico Peter Pears y el barítono alemán Dietrich Fischer-Dieskau. Este gesto simbólico reflejaba su deseo de reconciliación a través de la música. Vishnevskaya, inicialmente retenida por el régimen soviético, llegó en el último momento para interpretar la obra, haciendo de la ocasión un evento profundamente emotivo y político.
Su relación con el tenor Peter Pears, su compañero de vida y frecuente colaborador, marcó profundamente su obra, ya que compuso muchas piezas con la voz de Pears en mente.
Benjamin Britten es recordado como un innovador que llevó la música inglesa a nuevas alturas. Su capacidad para explorar las profundidades de la condición humana lo convierte en un compositor atemporal cuyo trabajo sigue resonando en un mundo que busca significado y conexión.
"Four Sea Interludes: Retratos Musicales del Océano y el Alma Humana"
Benjamin Britten), uno de los más grandes compositores británicos, compuso los Four Sea Interludes como parte de su ópera Peter Grimes (1945). Estos interludios orquestales no solo conectan escenas de la ópera, sino que también funcionan como piezas independientes, ofreciendo un retrato sonoro del mar y las emociones humanas.
En 1941, poco después de estrenar su ópera Paul Bunyan, Benjamin Britten y su pareja, Peter Pears, se establecieron en Escondido, California. Allí, al leer el poema de George Crabbe, quedaron profundamente impactados. Britten, originario de Suffolk, se identificó con la trágica historia del pescador Peter Grimes, ambientada en Aldeburgh. Más tarde reflexionaría: "De golpe me di cuenta de dos cosas: que debía escribir una ópera, y dónde pertenecía yo".
La ópera se estrenó el 7 de junio de 1945 en el Sadler’s Wells Theatre de Londres, bajo la dirección de Reginald Goodall.
Poco tiempo después Los Four Sea Interludes fueron seleccionados por Britten para ser interpretados como suite orquestal en 1945, destacando la maestría del compositor en la creación de atmósferas musicales. Esta obra refleja su fascinación por el mar, una constante en su vida y obra, y la complejidad psicológica de los personajes de la ópera.
Britten utiliza texturas orquestales para pintar paisajes marinos vibrantes y contrastantes. Influido por Debussy, combina colores orquestales impresionistas con una estructura clara y narrativa.
La música refleja las tormentas internas y externas que enfrentan los personajes de la ópera. Desde la sutileza hasta la fuerza arrolladora, cada interludio explora una amplia gama de emociones.
La ópera Peter Grimes fue un punto de inflexión en la música británica, marcando el renacimiento de la ópera inglesa en el siglo XX. Estrenada poco después de la Segunda Guerra Mundial, la obra aborda temas como la exclusión social, la soledad y la lucha contra la adversidad, resonando profundamente con el público de la época.
Durante los ensayos de Peter Grimes, Britten insistió en que el sonido del mar debía ser el protagonista invisible de la obra. Su obsesión con la autenticidad llevó a varios músicos a experimentar con sus instrumentos para replicar los sonidos de las olas y el viento. Esta atención al detalle convirtió a los Four Sea Interludes en una experiencia inmersiva única.
Descripción de los movimientos
1. Dawn (Amanecer). Este movimiento inicial pinta un amanecer sobre el mar. Las cuerdas y los arpegios en el arpa evocan los primeros rayos de luz, mientras que los vientos sugieren el movimiento suave de las olas. Carácter musical: Calmado y contemplativo, con un aire de expectativa. Las progresiones armónicas y los colores orquestales transmiten serenidad, pero también anticipan la complejidad emocional que se desarrollará. Representa el inicio de un nuevo día, cargado de promesas y desafíos.
2. Sunday Morning (Domingo por la mañana). Inspirado en los sonidos de un día festivo en un pueblo costero, las campanas de iglesia se reflejan en los metales y los brillantes ritmos de las cuerdas. Carácter musical: Alegre y vibrante, pero con un trasfondo de inquietud. La estructura rítmica refleja la agitación interna del protagonista, Peter Grimes. Captura la energía de la vida comunitaria, aunque deja entrever el conflicto entre el individuo y la sociedad.
3. Moonlight (Luz de luna). Una noche tranquila sobre el océano es evocada con cuerdas suaves y progresiones armónicas misteriosas. El movimiento es melancólico y reflexivo. Lírico y sombrío, con un enfoque en los registros graves. La atmósfera es introspectiva, sugiriendo el aislamiento y la desesperación de Grimes. Representa la soledad y el silencio nocturno, subrayando la distancia emocional entre el protagonista y su comunidad.
4. Storm (Tormenta). El movimiento final es un torbellino de energía, con ráfagas de viento y olas rugientes pintadas por la orquesta. Los metales y las cuerdas llevan el peso de la acción, mientras que las percusiones añaden dramatismo. Carácter musical: Violento y dinámico, con un contraste extremo entre secciones. La música refleja tanto la furia del mar como el estado mental caótico de Grimes. Simboliza la lucha interna del protagonista y el implacable juicio de la naturaleza y la sociedad.
Los Four Sea Interludes son una obra maestra que trasciende su función dentro de Peter Grimes. Son un testimonio de la capacidad de Britten para capturar la esencia de la naturaleza y la humanidad en un lenguaje musical profundamente evocador y accesible.
La OFUNAM interpretó esta pieza por primera vez 14 de noviembre de 1992 en la Sala Nezahualcóyotl, bajo la dirección de Ronald Zollman. La ocasión más reciente en que se interpretó fue el 1 y 2 de octubre de 2022 en la Sala Nezahualcóyotl bajo la dirección de Iván López Reynoso.
Notas: Roberto F. Smith

Sylvain Gasançon, director titular
Originario de Metz, en Francia, Sylvain Gasançon comenzó el aprendizaje del violín y dio sus primeros conciertos a temprana edad. En el Conservatorio Real de Bruselas fue alumno de Endre Kleve. Estudió dirección con Jean-Sébastien Béreau, Gerhard Markson, Gianluigi Gelmetti, Pinchas Zukerman y Jorma Panula en Salzburgo, Siena, Ottawa, Lausanne y San Petersburgo. Cuenta con un título del Conservatorio Nacional Superior de Música de París, así como uno de maestría en musicología de la Universidad de París. Comenzó su relación con la Orquesta Filarmónica de la UNAM en 2005 cuando ganó la segunda edición del Premio Internacional Eduardo Mata de Dirección de Orquesta; desde entonces ha dirigido al conjunto universitario en repetidas ocasiones, y en 2023 fue nombrado director titular. En 2006 ganó el segundo lugar en el Concurso Internacional Jorma Panula en Finlandia. Entre las orquestas que ha dirigido se pueden mencionar la Orquesta Sinfónica Portuguesa, la Filarmónica de Magdeburgo, la Sinfonia Rotterdam, la Filarmónica de Hong Kong, la Filarmónica de Buenos Aires, la Orquesta del Estado de São Paulo y las orquestas sinfónicas nacionales de Argentina, Chile, Colombia y México.
Mayumi Fujikawa, violín
Originaria de Japón, Mayumi Fujikawa se ha presentado en escenarios de América, Asia y Europa. En Estados Unidos, debutó en el Lincoln Center de Nueva York con la Orquesta de Filadelfia bajo la batuta de Eugene Ormandy; desde entonces ha tocado con conjuntos en Boston, Chicago, Cleveland y Los Ángeles. Ha trabajado con Lorin Maazel, Daniel Barenboim, Zubin Mehta, Seiji Ozawa, Simon Rattle, André Previn y otros directores. Ha participado en festivales internacionales como los de Aldeburgh, Edimburgo, los Proms de Londres, Ravinia y Tanglewood. Interpretó los conciertos para violín de Mozart con la Orquesta de Cámara Escocesa en una serie de la BBC. Ha interpretado música de cámara con los pianistas Craig Sheppard, Michael Roll, Jorge Federico Osorio, André Previn, Peter Frankl y, más recientemente, con su hijo Oliver Markson. Junto con su esposo Richard Markson y Osorio, conforma un trío que ha sido reconocido por la crítica internacional. Sus grabaciones incluyen los conciertos para violín de Mozart, Bruch y Chaikovski, además de sonatas de Beethoven, Prokófiev y Fauré.
Richard Markson, violonchelo
La carrera musical de Richard Markson quedó marcada a los 12 años, cuando Paul Tortelier lo invitó a estudiar con él en París. Posteriormente, trabajó con Pierre Fournier, cuyo apoyo fue crucial en su desarrollo como solista. Tras su debut en Londres, que fue destacado por el periódico The Times, su trayectoria se expandió con conciertos en su natal Inglaterra, Estados Unidos y otros países de Europa, América y Asia. Ha interpretado música de cámara en giras mundiales en colaboración con su esposa, Mayumi Fujikawa, además de Michael Roll, Peter Frankl, Nobuko Imai, Jean-Rodolphe Kars, Gerald Robbins, Cristina Ortiz, John O’Connor y Jorge Federico Osorio. Ha impartido clases en Australia, Estados Unidos, Inglaterra y Japón. Es profesor emérito del Colegio de Música Trinity de Londres. Sus grabaciones incluyen las suites para violonchelo de Bach, las sonatas de Beethoven y Brahms, el concierto para violonchelo de Dvořák con la Orquesta Filarmónica de Querétaro y los de Haydn con los Philharmonic Players.
Jorge Federico Osorio, piano
El pianista mexicano Jorge Federico Osorio comenzó el estudio del piano a los 5 años con su madre, Luz María Puente, para continuarlos en los conservatorios de México, París y Moscú. Ha dado giras por países de América, Europa y Asia. Como camerista ha tocado en trío con Mayumi Fujikawa y Richard Markson y ha colaborado con Yo-Yo Ma, Ani Kavafian, Elmar Oliveira y Henryk Szeryng. Ha recibido la Medalla Bellas Artes que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes en México, además de ser nombrado doctor honoris causa por parte de la Universidad Veracruzana. Entre los múltiples álbumes que ha grabado se incluyen los conciertos de Beethoven, Mozart, Ponce, Chávez y Schumann. Jorge Federico Osorio es Artista Steinway.
